





No sé cuanto tiempo hace que empecé a correr, ni por qué motivo. Aunque me imagino que fue por la inercia y la insistencia de mi hermano. Cada cual supongo tendrá su razón, pero lo que es cierto, es que este deporte te atrapa, y aunque a veces acabas agotado, mareado y con ganas de tirar las zapatillas, algo hay que te obliga a volver a correr.
Este fin de semana hemos corrido la media maratón de Vilanova, y nos ha acompañado Manel (el de negro en las fotos), un amigo de Sabadell, que empezó a correr en agosto, y con muy pocas participaciones en carreras de 6, 7 o 10km, ya se ha atrevido con una media. Quiero destacar que ha acabado en menos de dos horas, emocionado y con lágrimas en los ojos.
Por este motivo y porque además David mi sobrino también ha acabado por de bajo de las dos horas, esprintando y con cara de alegría. Mi hermano que después de dos medias maratanos y una carrera de 6km en dos semanas, hace en esta 1h 30m. Y yo mismo que he mejorado en casi 4 minutos mi mejor marca, conseguida hace tres semanas en Tarragona. Por todo esto y por lo que se siente y no se puede explicar, es por lo que creo quedamos atrapados y no podemos escapar.