




El LEVANTE viento del Este de fuerza a veces descomunal, siempre incomodo y agotador. Durante mucho tiempo mantuvo a raya a los turistas que se acercaban a las playas de Cádiz (aquel que venía de vacaciones y tenía una semana de Levante, se lo pensaba dos veces antes de volver). Gracias a él todavía se mantienen bastantes playas casi vírgenes, aunque desde hace unos años, y por la publicidad de los windsurfistas y el boca a boca, el turismo a comenzado a modificar la costa, crecen los hoteles y talan los pinares.