Normalmente en la montaña se suelen oír los pájaros, se ven saltar las ardillas de un pino a otro, incluso te puedes cruzar con algún jabalí. Pero como nosotros desde que empezamos a las 08.30 y hasta que volvimos 13.30, no paramos de hablar, lo único que vimos fueron a dos corredores que casi olvidamos saludar.
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